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EL MITO DEL CHOCOLATE COMO AFRODISIACO

Cuando se regala una caja de chocolate en forma de corazón en el día de San Valentín no sólo se regala sabrosos y dulces chocolates sino que también simboliza nuestro deseo de ser aceptados en la esfera amorosa/sexual. La industria no desaprovecha oportunidad y añade al valor real de cada producto una “ilusión” como elemento de venta. ¿Qué hay de verdad o de mito en esta creencia?

La verdad es que se trata de un mito incluido en el saber popular desde los tiempos de Montezuma. Se dice que el emperador azteca bebía nada menos que 50 tazas de chocolate al día en un intento de mantener su vigor sexual y es que su pueblo asociaba esa bebida con su diosa de la fertilidad. Aquí ya se comienza a mezclar dos funciones, la fertilidad y la actividad sexual, relacionadas en su fin pero fisiológicamente distintas. De hecho, aunque se define un afrodisíaco como la sustancia que incrementa el deseo sexual, el término deriva del nombre de la diosa griega del amor, Afrodita (Venus, para los romanos), divinidad relacionada con la fecundidad.

Se ha investigado la posible vinculación del chocolate con el apetito sexual o libido y ninguna publicación seria ha encontrado diferencias entre los amantes y consumidores de chocolate y los que no lo son.

Pero en un intento de conciliar la creencia ancestral que se transmite en los tiempos y la crudeza de la evidencia que la coloca en el saco de los “mitos” habría que encontrar un punto de acuerdo. Parece que en el caso del chocolate lo podemos encontrar. Quizás se haya confundido el estado de ánimo positivo y alegre que es más propenso a la actividad sexual que una situación de tristeza o desánimo que la evitan. Se sabe que existen tres sustancias en el chocolate que pueden tener efectos en el estado de ánimo son el triptófano, la teobromina y la feniletilamina.

  • El triptófano se precisa para generar serotonina que a su vez influye en nuestro estado de ánimo.
  • La teobromina que se encuentra en la cáscara del cacao también mejora el ánimo
  • La feniletilamina o “sustancia del enamoramiento” que al igual que las anfetaminas tiene un efecto euforizante.

Nuestra explicación acabaría aquí: el chocolate incrementa el ánimo y el buen ánimo nos predispone a mayor actividad sexual. Sin embargo, la ciencia y la evidencia nos estropean las mejores historias y leyendas. Las concentraciones de estas sustancias en el chocolate son tan bajas que no tienen efectos psicológicos o fisiológicos en la función sexual o en la satisfacción.

Tendríamos que recuperar a Montezuma y le preguntaríamos que sentía realmente tras sus 50 tazas de chocolate al día. ¿Vigor sexual?, ¿euforia? o nos contaría que sufre sobrepeso acumulado con la dieta hipercalórica le llevó a una imposibilidad de esfuerzo sexual, aparición de disfunción eréctil e incluso a un pene que se esconde entre los “michelines” del vientre bajo o también conocido como pene enterrado.

Por todo lo anterior, no podemos  afirmar que si comemos chocolate aumenta nuestra potencia y vigor sexual, pero…¿a quien no le apetece un buen chocolate en buena compañía?

Dr. Federico Rodríguez-Rubio
Dr. Federico Rodríguez-Rubio
Responsable de la unidad de urología y dirección médica
Responsable de la unidad de urología y dirección médica.

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